Gracias al avance de la tecnología, en particular en el surgimiento de la Inteligencia artificial (IA) ha despertado muchas preguntas sobre el impacto en nuestras vidas, una de las preguntas que quizás te surja es si esta tecnología se encontraba en los planes de Dios.
Para esto me gustaría comenzar definiendo lo que es la IA: las inteligencias artificiales no son otra cosa más que análisis matemáticos detrás de un programa de computadora que hace parecer que estamos interactuando con una persona real.
Son cálculos matemáticos complejos que probablemente la mayoría de nosotros no comprendemos a profundidad. Es el mismo principio similar al que existe detrás de aquellas recomendaciones que a veces nos asustan cuando aparecen en nuestro navegador, como cuando ves anuncios de tenis después de hablar con tus seres queridos sobre conseguir un nuevo par.
Lo que queremos que sepas es que no es magia, tu micrófono no te escucha, son matemáticas y muchos datos recolectados sobre ti y otros que actúan de forma similar.
Después de darte una breve definición me gustaría que comenzáramos con una perspectiva bíblica para explicarte si está IAs se encontraban en los planes de Dios.
Cómo sabemos Dios es el creador de todo lo que existe, “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra” – (Génesis 1:1). Esta afirmación implica que todo lo que hay, visible e invisible, es parte de Su diseño y propósito. Aunque la IA es un desarrollo moderno, sigue siendo una manifestación de la creación de Dios.
El libro de Eclesiastés nos recuerda que “todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). Así que podemos considerar que el avance en tecnología, incluida la IA, es una extensión de la creatividad humana, que refleja la sabiduría y los dones que Dios nos ha dado para transformar el mundo y administrar Su creación.
Si bien el hombre fue creado a imagen de Dios (Génesis 1:26-27), esto implica que compartimos ciertos atributos de Dios, como la capacidad de razonar, crear y tomar decisiones morales. Dichas habilidades permiten el avance en el conocimiento científico y tecnológico, siempre dentro del marco ético y espiritual que Dios nos ha establecido.
Proverbios 2:6 nos dice que “Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia”. La capacidad humana para crear herramientas como la IA, puede verse como un don que Dios permite que avancemos en nuestro entendimiento del mundo, y esto incluye la posibilidad de desarrollar nuevas tecnologías que puedan usarse para el bien de la humanidad.
Aunque la IA no es mencionada directamente en la Biblia, los principios divinos siguen siendo aplicables. Dios nos ha dado libertad y responsabilidad en cómo usamos los recursos que Él ha puesto a nuestro alcance. En Efesios 5:15-16, Pablo nos advierte: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”. Esto nos invita a utilizar cualquier herramienta, incluidas las tecnológicas, de manera sabia y para propósitos constructivos.
Sin embargo, el uso de la IA debe venir acompañado de discernimiento y cuidado ético. La Biblia nos enseña que toda acción debe estar guiada por el amor y el respeto por la vida humana (Mateo 22:37-39). Así que, aunque la IA tiene un potencial tremendo para el bien, su uso indebido podría tener consecuencias negativas si no se le da una dirección moral.
Desde una perspectiva teológica, podemos afirmar que cualquier desarrollo, incluyendo la IA, está bajo el control y conocimiento de Dios. Aunque los detalles técnicos no estén explícitamente en las Escrituras, los principios bíblicos sugieren que Dios no solo anticipaba el desarrollo de la IA, sino que nos ha equipado con las habilidades para usarla con propósito y sabiduría. La clave está en cómo decidimos utilizar estos avances.
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