Debo comenzar devolviéndome a marzo del 2020. Para ese momento, en Bogotá solo habíamos dos coordinadoras discipulando directamente a los estudiantes y mi normalidad era atravesar la ciudad de una universidad a otra. Todo cambió cuando la Pandemia de repente nos envió al encierro total. ¿Cómo voy a seguir desarrollando mi trabajo? ¿Los estudiantes darán tiempo para su discipulado? fueron algunas preguntas que me hice.
Bueno, todos mis miedos y preocupaciones se perdieron cuando empecé a ver a Dios obrar de forma extraordinaria. En ese primer semestre Él me permitió discipular a 15 estudiantes de 5 universidades diferentes a través del proyecto “B-21”, del cual yo estaba a cargo; me comencé a reunir semanalmente con ellos en grupos pequeños. En esos espacios les pude enseñar algunas herramientas de evangelismo y discipulado como: God Tools, Jesus Film, Soularium, entre otras; animándoles a compartir de Jesús con sus compañeros de clase. También, hablamos sobre los aspectos básicos de la fe y, para mí sorpresa, la virtualidad nunca fue impedimento para ser vulnerables y hasta llorar juntos algunas veces. Hasta el día de hoy varios de ellos siguen involucrados en Cru Bogotá, incluso, son de los estudiantes líderes más comprometidos.
En el segundo semestre del 2020, el Señor permitió que otras misioneras -que son mis amigas cercanas- completaran su meta financiera y pudieran servir en campo a tiempo completo; entonces el desafío ahí cambió. Como ya habían más manos, dimos inicio al proyecto Zoomate Cazucá, donde uno de sus enfoques era propiciar conversaciones espirituales y empezar procesos de discipulado con adolescentes y jóvenes no creyentes, mientras les ayudábamos a construir un proyecto de vida Cristocéntrico.
Ahí tuve el privilegio de conocer a dos chicas, Daniela y Yeraldine, cada una con una historia de vida diferente, pero con la misma necesidad: Jesús. Semanalmente tuve citas con ellas, en las cuales usé herramientas digitales de Cru para conocer más sobre sus cosmovisiones y compartir el evangelio -profundizamos en 1 ley espiritual por cada encuentro-. Nos vimos mayormente a través de la pantalla, pero, también Dios propició una oportunidad para conocerlas presencialmente.
Cosas como estas estremecen mi corazón porque independientemente de la forma como hagamos ministerio, solo debemos “(…) tomar la iniciativa en el poder del Espíritu Santo, dejándole los resultados a Dios (…)” – Bill Bright – Y definitivamente, no hay pandemia que detenga la obra del Señor, porque es Él mismo quien la sostiene.
Si quieres saber más información acerca de cómo utilizar tu tiempo, talentos y tecnología para compartir tu fe en Cristo con otras personas, comunícate con nosotros.
Escrito por Adriana Milena Gutiérrez López Coordinadora en Cru Bogotá desde hace 3 años, sirve en el componente de MDE y está a cargo de la delegación Reconciliando Colombia.