¿La IA consume agua?
¿Impacto ambiental de la inteligencia artificial? Hace unos días que las imágenes estilo Ghibli han disparado un montón de videos en TikTok hablando sobre la gran cantidad de agua que se gasta en la generación de estas imágenes, hasta 250 mil litros de agua, dicen algunos.

Ya hace tiempo que me di cuenta que cuando todo el mundo está hablando de algo en redes sociales, eso simplemente significa que hay algo en tendencia y no necesariamente significa que eso es verdad. En un minuto de video se puede decir mucho, pero no siempre todo. Las respuestas son más complejas de lo que podría parecer… pero nos gustan las respuestas fáciles y que alguien más nos diga rápido si algo está bien o mal.
Para eso está este párrafo:
Sí, la inteligencia artificial en algunos centros de datos consume agua —generalmente para mantener los servidores fríos—. Esta agua se re-circula, y aunque hay pérdidas (por evaporación o drenaje en mantenimientos), no toda se “desperdicia” como algunos videos hacen parecer. Además, no todas las consultas a la IA consumen lo mismo: no es igual escribirle a ChatGPT que pedirle que genere una imagen 4K, ni usar un centro de datos en Iowa (que usa agua para enfriar) que uno en Islandia (que usa aire natural).

Cuando hablamos del impacto ambiental de la inteligencia artificial (o de cualquier tecnología), es fácil caer en la trampa de buscar culpables rápidos o soluciones simples. Pero la realidad es mucho más compleja. La mayoría de nuestras decisiones cotidianas —desde lo que comemos hasta cómo nos vestimos o nos transportamos— tienen una huella ecológica. Enfocarnos únicamente en una herramienta como la IA sin considerar el panorama completo puede llevarnos a tomar posturas extremas o mal informadas. No todo lo que suena alarmante en un video de 60 segundos es necesariamente cierto o está bien contextualizado.
El problema con las respuestas simples es que nos dan una falsa sensación de entendimiento. “La IA gasta agua, por lo tanto es mala”, suena contundente, pero ignora matices esenciales: ¿Cuánta agua? ¿Comparada con qué? ¿En qué contexto? ¿Y qué beneficios genera? Al compartir información sin esos matices, corremos el riesgo de desinformar más que informar. Como sociedad —y especialmente como creyentes que queremos vivir con sabiduría— necesitamos aprender a navegar temas complejos sin caer en el miedo o la desinformación. La responsabilidad no está solo en la tecnología, sino en cómo la usamos y en qué narrativa decidimos construir alrededor de ella.
Y ojo: casi todo lo que usamos en la vida diaria, tanto físico como digital, tiene una huella ambiental. La diferencia es que, a veces, no lo vemos.
¿Cuánto consumen realmente algunas actividades comunes?
Aquí te dejo una comparación sencilla entre distintas actividades digitales y físicas. Los valores son aproximados y varían según múltiples factores como el centro de datos, el tipo de tecnología, el país, la fuente de energía o el modelo de IA utilizado.
Actividad | Estimación de Huella de Carbono | Estimación de Consumo de Agua Equivalente | Factores Clave |
Búsqueda en Google | 0.2 gramos de CO₂ por búsqueda | 0.0002 litros por búsqueda | Eficiencia de centros de datos, fuente de energía |
Consulta en IA (Promedio) | 0.3 a 1.5 g de CO₂ por consulta | 0.0003 a 0.0015 litros por consulta | Complejidad de la consulta, tipo de hardware, eficiencia energética |
Generación de Imágenes con IA | 1.5 a 3 g de CO₂ por imagen | 0.0015 a 0.003 litros por imagen | Complejidad del modelo, uso de GPUs, ubicación del centro de datos |
1 minuto de video en TikTok | 2.921 gramos de CO₂ | 0.002921 litros | Resolución, plataforma, tipo de conexión, dispositivo de visualización |
Industria Textil (1 kg de textil) | 20–23 kg de CO₂ eq. | 100–200 litros por kg de textil | Tipo de fibra, procesos químicos, tintura, transporte, consumo energético |
¿Y entonces? ¿Es malo usar IA?
No se trata de demonizar la inteligencia artificial ni de ignorar su impacto, sino de ubicarlo en perspectiva. La IA consume recursos, sí, pero también puede ayudar a reducirlos si se usa con intención y conocimiento. Por ejemplo:
- Puede optimizar el uso de agua en agricultura.
- Ayuda a detectar fraudes financieros o fake news, lo que protege a personas vulnerables.
- Reducir viajes físicos al facilitar reuniones remotas.
- Ahorra tiempo y papel al automatizar tareas.
- Facilita educación bíblica o discipulado desde casa.
- Apoya a personas con discapacidades, leyendo textos en voz alta, generando subtítulos o reconociendo objetos con la cámara del celular.
Lo que necesitamos no es miedo, sino sabiduría para usar bien lo que tenemos. Y eso incluye conocer el impacto, pero también reconocer los beneficios.
Algunas fuentes útiles:
- MIT Technology Review – Training AI models is draining the planet
https://www.technologyreview.com/2023/06/10/1074591/ - The Verge – AI’s water problem
https://www.theverge.com/2023/10/10/23911210/ - Google Environment Reports
https://sustainability.google/reports/environmental-report-2023/ - Microsoft Sustainability Report
https://www.microsoft.com/en-us/sustainability/emissions-impact-dashboard
Conclusión
La IA, como casi todo lo que usamos, consume recursos. Pero decir que “genera imágenes con IA = desperdiciar 250,000 litros de agua” no es solo falso: es una simplificación peligrosa que nos distrae de decisiones reales e informadas. Si vamos a cuidar el planeta, también tenemos que cuidar cómo hablamos de él.
Debemos usar todos los recursos que se nos dan de manera adecuada y responsable, muchas veces para ello debemos de tener nuestras prioridades y propósitos claros, como por ejemplo usar esta tecnología para compartir el evangelio con otros.
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